Bajo la Mirada de Dios

La comunidad naciente se ha encontrado con la mirada de Dios y ahora ha de luchar por conservar la fe.

De la increíble plantación de la Iglesia Católica en zonas peligrosas e inhóspitas del África Occidental.

Jesús tiene una sed infinita de almas y las almas de Wenya no son la excepción. También sus pobladores desean amar a Jesús, sin embargo, las lejanas distancias del centro parroquial diluyen los ánimos y la gente se olvida de la Iglesia o se acerca a las sectas que sí llegan a visitarlos.
Lugar inhóspito para quienes estamos acostumbrados a tenerlo todo, Wenya es el lugar donde misioneros del Omnes Gentes Project han dedicado los últimos meses a llevar el Evangelio.

La gracia de Dios los ha convertido en misioneros todo terreno. Las aventuras de categoría extrema no faltan, donde lo más extraordinario es la bendición de Dios que los acompaña contra toda expectativa lógica y complaciente de los tiempos actuales.

La ley del mínimo esfuerzo se desbarata al desgranar cada día las cuentas de la corona – los 20 misterios del rosario- y al recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo antes de partir a evangelizar.
Los misioneros del OGP llegaron a Wenya a finales de abril del 2022. El ingenio del padre Federico Highton, alimentado por el Espíritu Santo, le llevó a concebir una misión itinerante.

Esto es, visitar cada comunidad como los evangelizadores en tiempos bíblicos: “Vayan y anuncien el evangelio. No lleven ni oro ni plata, ni cobre en vuestras bolsas; ni alforja para el camino, ni dos ropas de vestir” (Mc.6:8) … tal cual. Con una casa de campaña, elementos litúrgicos básicos, los esenciales de sobrevivencia, un crucifijo al hombro y un fuego ardiente por almas, parten para plantar la Iglesia donde no existe, o donde hay un exiguo puñado de católicos.

DONATUS: CONSTRUCTOR DE SUEÑOS

Donatus, hombre africano de mediana edad, es el constructor del equipo misionero. En estos días el lidera el taller de carpintería y edifica las “mission stems”: altares provisorios que un día serán las capillas de cada comunidad.

En estos meses de servicio en la misión itinerante, Donatus ha visto la grandeza de Dios en medio de las comunidades. Nos cuenta que en Wenya han visitado 16 aldeas y en cada una establecen las capillas provisorias. El proyecto incluye construir dos altares por semana, y en octubre lograr que cada capilla tenga bancas también.

Donatus nos menciona que en tan solo cuatro meses-entre mayo y agosto- se han logrado grandes avances. La gente que había dejado la Iglesia Católica debido a las distancias lejanas entre su hogar y el templo, están regresando porque ahora tienen una iglesia en su propia comunidad.
Es impresionante observar cómo los jefes de cada comunidad donan terrenos porque quieren recibir a la Iglesia Católica en sus aldeas.

“Llegamos a finales de abril a Wenya, y he aprendido que con los altares provisionales la gente se siente mucho más atraída. Los jefes de cada comunidad donaron terrenos para dar la bienvenida a la Iglesia Católica y piden que les construyamos una capilla”
El reto no termina ahí. La comunidad naciente se ha encontrado con la mirada de Dios y ahora ha de luchar por conservar la fe. Recemos por la perseverancia de nuestros hermanos para que Dios les agigante el espíritu en medio de las inclemencias de Wenya y les envíe pastores santos.